lunes, 24 de enero de 2011

Ven.

No me preguntes el por qué, no me hables, cállate de una vez. Cierra los ojos, siente cómo tu corazón bombea tu sangre, nota cómo se te erizan todos tus pelos, cómo un escalofrío recorre todo tu  cuerpo, cómo mi boca desgarra tus labios, cómo mi lengua memoriza tu cuello, cómo mis ojos retienen tu cuerpo, cómo la noche es el único testigo de nuestro desenfreno. Simplemente ven, sin decir nada, sin articular palabra, sin preguntarte el por qué...



No hay comentarios:

Publicar un comentario