miércoles, 23 de febrero de 2011

Dulce calor.

Sí, el calor por fin abraza mi cuerpo, por fin calienta cada centímetro de mi helada piel, vuelvo a sentir la sangre recorriendo mis venas, cómo mis dedos se estiran y cómo una sensación de tranquilidad me golpea fuertemente. Extiendo mis brazos y siento como la hierba crece a mi alrededor, cómo el sol baña mi pelo de esos tonos dorados que tanto he echado de menos, cómo doy un abrazo a la nada. Cierra los puños, respira profundamente, nota ese olor a hierba recién cortada que rebota por las paredes de tus pulmones. Enciendete un cigarro y ríete del pasado, ríete de ti mismo, exhala todo el aire y después vuelve a respirar. ¿ Te encuentras mejor? Pues miénteme y dime que no, por que hoy no pararé hasta que no sientas el mismo calor que mi cuerpo tanto a anhelado. Hoy no parare hasta que sea capaz de reírme de ti en tu propia cara.



viernes, 18 de febrero de 2011

Breves consejos.

Empecemos, seré breve y conciso, nada de sandeces y falsas palabras que no llegan a ningún camino ni a ninguna aclaración.
¿Que quieres que te de un consejo? Pues muy bien, el primero será: Que me olvides. Tres meras palabras que lo dicen todo. Olvida todo, todo fue una mentira y un engaño , nada de lo que te decía era verdad, nada.¿ Vas asimilando o espero unos instantes a que te sitúes?
¿ Que quieres que te de otro consejo? Pues muy bien, el segundo será: Desaparece de mi vida. Sencillo y simple, esfúmate, lárgate, desvanécete, dilúllete, evapórate... sin más, simplemente desaparece.
¿Que quieres que te de otro consejo? Pues muy bien, un último consejo por ser tú: Que te jodan. Creo que prescindo de aclaraciones, algo transparente como el agua, otras tres meras palabras que si no entiendes ya no es por mi culpa, dale las gracias a tu corta y subdesarrollada inteligencia. Escaso de imaginación dices ser, escaso de juicio digo que eres; ¿sinónimos o antónimos?, para mi palabras idénticas, cuyo punto en común eres tú.



jueves, 17 de febrero de 2011

Instintos carnales.

Sí, hoy es una noche especial, hoy es una noche de luna llena; ¿y sabes lo que dicen sobre estas noches? que noche de luna llena, noche de lobos. Así que ya sabes, ¿por qué no sacas esa salvaje fiera que está encerrada en tu profundo interior? Simplemente profana un desalentador alarido a la noche, plantale cara a las estrellas, demuestra que vales más de lo que el mundo cree. Grita para olvidar tus penas, grita para olvidarte de tu vida, grita para darle la bienvenida a los instintos más salvajes y carnales que se guardan bajo llave detrás de esa máscara de felicidad que luces a cada momento. Da paso a una noche de agresividad y locura desenfrenada. Déjate llevar por el momento, deja que te invada, que posea tu cuerpo, como si hoy fuera tu último día en la tierra. Pierde la cabeza, llama a la locura, despídete de la desesperación, simplemente ven, con tu lado mas salvaje a recibirme como me merezco. Luna llena noche de lobos, luna llena noche de instintos. Y, ¿ya estás listo para gritar? entonces ven y no esperes más, grita como nunca antes has gritado.
Convirtámonos en salvajes fieras de la noche y arrasemos con el mundo a nuestro paso.

martes, 15 de febrero de 2011

¿Podrás decir adiós al sol?

Una vez más hoy es una noche de rastreo, una noche sin luna y no podrás dejar que esta noche se vuelva a esfumar si te aferras a mí con fuerza. Agárrame la mano y despide el día a mi lado. El vapor que se condesa en las paredes entra fuerte en mis pulmones, sube por el interior de mi cuerpo, y descoloca los esquemas que me fijé la noche anterior. Vamos a afrontar esta noche con fuerza, sin complicaciones y sin preocupaciones. Para el reloj, detén el tiempo, cambia el orden y altera la naturaleza de las cosas. Mantente arriba, por que tu sonrisa seguirá brillando, y una noche como hoy, en la cual no hay luna, ya ésta no podrá ponerse celosa por tu resplandor, así que no te preocupes de nada. A pesar de que todas las estrellas se están desvaneciendo, no trates de huir, las verás algún día, pero simplemente se como tú eres; sin aditivos, sin añadidos, simplemente tú y tu verdad, ambos entrelazados en un mismo ser, porque puede que hoy sea la noche en la cual me enamore de ti.



lunes, 14 de febrero de 2011

Indecisión.

Paradas, subidas y bajadas, vueltas al principio, regresos al final. Nadie dijo que fuera fácil, pero aquí, una vez más, estás tú, tu corazón, y un puñado de tus propias reflexiones que zumban y se mueven rápidamente en tu diminuta cabeza. Rebotan contra todo lo que encuentran a su paso, te provocan mareos, dudas, indecisiones, dolores de cabeza no recomendados... pero sabes que no puedes hacer nada para evitarlo. Solo te odias a ti mismo por tener esa débil personalidad, por ser así de fácil, por dejarte engañar tan repentinamente. Y lo peor de todo es que lo sabes, y te duele. Con simples palabras te convencen, con grandes acciones te afirman, con sucios actos de despiden y con ruines hechos te deprimen. Una simple historia contada en una simple línea. Tu triste y simple historia contada en un breve párrafo. Al fin y al cabo no deja de ser algo tuyo, algo a lo que has acabado acostumbrándote. Sin ese dolor ya no eres el mismo, forma ya parte de ti y no sabes cómo desprenderte de él. El final de la historia, oscuro y maldito, porque aunque te niegues a admitirlo, sabes que será así el resto de tu vida.




domingo, 13 de febrero de 2011

Efímero momento.

Un momento lleno de miedo, lleno de vergüenza y sobre todo, un momento lleno de pensamientos y divagaciones. Pero en un mísero segundo extraes un fuerte impulso nervioso de tu interior que te ayuda a que pases ese momento con firmeza, lleno de confianza y de seguridad, lleno de orgullo y ambición y todo pasa, cual   efímero parpadeo, de una sensación de temor a una sensación en la cual notas que si te lo propones eres capaz de hasta volar. Lo notas cerca de ti, notas cómo respira, cómo se mueve, cómo te agarra, cómo te besa, cómo te elevas, cómo vuelas, cómo sonríes y cómo lo odias por lo tanto que te gusta.



viernes, 11 de febrero de 2011

Historia de una vida.

Y puede que la vida no te esté sonriendo, puede que no te mire a los ojos ni que te prometa un futuro idílico, puede que sólo te atormente y te incite al pecado, a la desesperación y a tu íntegra perdición, pero aun a pesar de todo esto, haz que todo en tu vida sea mágico, dale un sentido especial a las cosas, a los hechos y a los sucesos. Vive tu presente, porque es único e irrepetible, escucha las palpitaciones de tu corazón, cómo se agita, cómo se mueve y cómo bombea la sangre, cierra los ojos, inspira y espira, ahora ábrelos, mírame fijamente, deja que la sonrisa que surge del fondo de tu interior vea la luz,  deja que todo fluya como en un cuento de hadas, sin pausa, siguiendo la leve melodía que marcan nuestras pulsaciones, deja que el leve susurro de este cálido aire  juegue con tu pelo, deja que mis manos graben el futuro de esta historia. Te permito ser el héroe de ella, siempre y cuando me prometas que, mientras yo exhale mi último beso, tú serás quien lo lleve consigo hasta el final del capítulo.

Vuelta al pasado.

Porque siempre que vuelves la vista atrás, hay pequeños momentos de tu vida que te evaden del mundo y consiguen que una tímida sonrisa asome entre las comisuras de tus labios. Porque sabes que darías todo por revivirlos. Porque sabes, que sin esos pequeños momentos, tu vida no tendría ningún sentido.


Ataduras.

¿Cuánto tiempo crees que podré bailar sobre tu mano sin echarme a perder?. Nunca olvides que al final el siervo será el amo, que la misma luz que me ciega será la luz que me salve. Y será entonces cuando tú me echarás de menos tanto, y yo, ajeno a tu vida no te prestaré atención. Puedo ser todo lo que tú quieras, todo lo que desees, pero cuando tú vengas a mí ya será demasiado tarde. Y nadie me pondrá etiquetas para anclar mi vida. Nadie me dirá que jamás alcanzaré la cima que yo quiera ascender. Ninguna cuerda conseguirá atarme a ti, nada que me convierta en tu posesión. Ataduras místicas que se desvanecen entre rayos de luz, porque ya, cuando tu vengas a mí, será demasiado tarde...

martes, 8 de febrero de 2011

Deseo de cosas imposibles.

Un sol cálido que calme mi cuerpo, una brisa suave que se lleve mis pensamientos, un soplo de vida que reviva mis sentidos, una gota de esperanza que inunde mi corazón, un fuerte tranquilizante que aplaque mis sentimientos, un gramo de heroína que sede mi cerebro, una inyección de adrenalina que revitalice mi interior, una palabra que reviente mis oídos, un hecho que marque mi vida, una fecha que escribir en mi cuello, un olor que recordar, una vida que memorar y una muerte que llorar.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Mañanas de invierno.

Ven, acércate a mí, hazme recordar todo lo que he vivido a tu lado. Mírame fijamente a los ojos y dime que me quieres, entonces las tornas cambiarán y yo seré quien dirá: ¨¿mucho?¨ y tu me responderás: ¨No, mucho no, muchísimo¨. Ven, acércate a mí, quiero sentir de nuevo tu aliento rozando mis labios, quiero sentir como tus manos recorren de nuevo mi cuerpo, como con un simple beso haces que me olvide del mundo, porque hecho de menos tus despertares, porque hecho de menos el quererte y el odiarte al mismo tiempo. Y ahora... ¿cuando podré esperar a que despiertes una tenue mañana de domingo, mientras yo, atento a tus movimientos, te miro fijamente durante largas horas? Sinceramente no sé muy bien cual es la respuesta, pero espero que tengamos por delante muchas frías mañanas de invierno que compartir, porque tú, me enseñaste que se puede querer lo que no ves.





Ni tú ni nadie.

Te crees superior, más fuerte que el resto, más osado que tu propia sombra, más creído que tu propio reflejo, pero eso no te da ni motivo ni derecho para que me trates como un miserable juguete roto, para que me muevas a tu antojo, para que tejas sobre mí los invisibles hilos que me manejarán en escasos segundos. Tus sucias y falsas palabras ya embelesan suficientemente a mi desequilibrado corazón, así que para, no juegues más conmigo y déjame en el sitio en el que estoy. Ya no tendrás ningún poder sobre mí, ya no me dominarás, ya no serás dueño de mis actos. Por fin seré libre, aunque con una libertad condicionada, porque, aun siendo libre, seré adicto a ti, adicto a tus ardientes besos, adicto a mi marca de heroína preferida. Porque ni tú ni nadie podrá conseguir que te olvide tan fácilmente, porque que te quede claro, ni tú, ni nadie, podrá conseguir que deje de quererte como el primer día de esta catastrófica historia.