miércoles, 2 de febrero de 2011

Ni tú ni nadie.

Te crees superior, más fuerte que el resto, más osado que tu propia sombra, más creído que tu propio reflejo, pero eso no te da ni motivo ni derecho para que me trates como un miserable juguete roto, para que me muevas a tu antojo, para que tejas sobre mí los invisibles hilos que me manejarán en escasos segundos. Tus sucias y falsas palabras ya embelesan suficientemente a mi desequilibrado corazón, así que para, no juegues más conmigo y déjame en el sitio en el que estoy. Ya no tendrás ningún poder sobre mí, ya no me dominarás, ya no serás dueño de mis actos. Por fin seré libre, aunque con una libertad condicionada, porque, aun siendo libre, seré adicto a ti, adicto a tus ardientes besos, adicto a mi marca de heroína preferida. Porque ni tú ni nadie podrá conseguir que te olvide tan fácilmente, porque que te quede claro, ni tú, ni nadie, podrá conseguir que deje de quererte como el primer día de esta catastrófica historia.



No hay comentarios:

Publicar un comentario