miércoles, 2 de febrero de 2011

Mañanas de invierno.

Ven, acércate a mí, hazme recordar todo lo que he vivido a tu lado. Mírame fijamente a los ojos y dime que me quieres, entonces las tornas cambiarán y yo seré quien dirá: ¨¿mucho?¨ y tu me responderás: ¨No, mucho no, muchísimo¨. Ven, acércate a mí, quiero sentir de nuevo tu aliento rozando mis labios, quiero sentir como tus manos recorren de nuevo mi cuerpo, como con un simple beso haces que me olvide del mundo, porque hecho de menos tus despertares, porque hecho de menos el quererte y el odiarte al mismo tiempo. Y ahora... ¿cuando podré esperar a que despiertes una tenue mañana de domingo, mientras yo, atento a tus movimientos, te miro fijamente durante largas horas? Sinceramente no sé muy bien cual es la respuesta, pero espero que tengamos por delante muchas frías mañanas de invierno que compartir, porque tú, me enseñaste que se puede querer lo que no ves.





No hay comentarios:

Publicar un comentario