miércoles, 23 de febrero de 2011

Dulce calor.

Sí, el calor por fin abraza mi cuerpo, por fin calienta cada centímetro de mi helada piel, vuelvo a sentir la sangre recorriendo mis venas, cómo mis dedos se estiran y cómo una sensación de tranquilidad me golpea fuertemente. Extiendo mis brazos y siento como la hierba crece a mi alrededor, cómo el sol baña mi pelo de esos tonos dorados que tanto he echado de menos, cómo doy un abrazo a la nada. Cierra los puños, respira profundamente, nota ese olor a hierba recién cortada que rebota por las paredes de tus pulmones. Enciendete un cigarro y ríete del pasado, ríete de ti mismo, exhala todo el aire y después vuelve a respirar. ¿ Te encuentras mejor? Pues miénteme y dime que no, por que hoy no pararé hasta que no sientas el mismo calor que mi cuerpo tanto a anhelado. Hoy no parare hasta que sea capaz de reírme de ti en tu propia cara.



No hay comentarios:

Publicar un comentario